Durante muchos años, el programa de televisión de Allen Funt, Cámara Oculta, deleitó a los televidentes con una cámara escondida que captaba las reacciones frecuentemente divertidísimas de personas comunes y corrientes ante situaciones inesperadas. Su idea, según su hijo Peter, era: «Creemos que la gente es maravillosa y salimos para confirmarlo». Considera que la perspectiva de algunos otros programas similares es que «la gente es estúpida, y vamos a encontrar maneras de demostrarlo».
Sus comentarios indican que nuestra manera de ver a las personas determina cómo las tratamos.
Los habitantes de Jericó se ofendieron cuando Jesús fue a la casa de Zaqueo, el recaudador de impuestos. «Al ver esto, todos murmuraban, diciendo que había entrado a posar con un hombre pecador» (Lucas 19:7). Sin embargo, cuando Zaqueo cambió radicalmente su corazón (v. 8), el Señor le dijo: «Hoy ha venido la salvación a esta casa […]. Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido» (vv. 9-10).
Mi amigo Bob Horner dice: «Cuando consideramos a las personas como perdedoras, las tratamos con desprecio. Cuando las vemos como perdidas, las tratamos con compasión».
Jesús no ve perdedores, solo personas perdidas a las que ama. Cuando miramos a los demás, ¿qué vemos?