He aquí algunas preguntas para ti: ¿Alguna vez has tenido una pelea en el patio de recreo? ¿Cómo fue? ¿Quién ganó? ¿Cómo te preparaste para la pelea?
He aquí mis respuestas, respectivamente:
1. Sí.
2. Todavía veo estrellas y otras partes del sistema solar.
3. Me niego a contestar sobre la base de que podría revelar que recibí una paliza (Está bien. Una niña fue la que me dio la paliza.)
4. No me preparé para la pelea. Probablemente esa sea la razón por la que me sonaron.

No puedo recordar por qué estaba peleando, pero sé que no era tan importante como aquello por lo que Judas nos dice que tenemos que pelear. Lee el tercer versículo del libro de Judas. Debido a que falsos maestros habían invadido la Iglesia y estaban enseñando principios que se desviaban del cristianismo histórico, Judas les dijo a estos seguidores de Jesús que lucharan por la fe.

¿A qué se estaba refiriendo Judas cuando hablaba de «la fe»? Estaba hablando de ese organismo de verdad objetiva y completa que se centra en Jesús y en lo que Dios ha hecho a través de Él. Los creyentes habían de luchar por la verdad de su preexistencia y deidad, de su encarnación y milagroso nacimiento virginal, de su vida sin pecado y su muerte redentora, de su resurrección física y su segunda venida. Judas dijo a los creyentes que debían luchar porque estas verdades eran preciosas y vitales para la vida misma de la Iglesia.

Vivimos en una cultura en la que se está atacando esas verdades. Muchos falsos maestros se han abierto paso arrastrándose en las iglesias cristianas tratando de aplastar estas verdades con el yunque de la subjetividad, de esconder estas verdades con el manto del relativismo, de silenciar estas verdades con el zumbido de la revelación progresiva, y de destruir estas verdades con el martillo de la incredulidad hostil.

Judas alentó a los seguidores de Jesús a que pelearan por preciosas verdades del evangelio; nosotros también debemos luchar por las verdades sobre las que se basa nuestra esperanza. luchar por las verdades sobre las que se basa nuestra esperanza.Queda cautivado una vez más por la revelación de Jesús.  —MW