El mensaje de Jesús a la iglesia de Pérgamo hace una curiosa referencia a un nombre nuevo escrito sobre una piedrecita blanca «El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al vencedor le daré del maná escondido y le daré una piedrecita blanca, y grabado en la piedrecita un nombre nuevo, el cual nadie conoce sino aquel que lo recibe» (Apocalipsis 2:17).
¿Qué significa esto? ¿Debemos esperar a que se nos pase una piedrecita blanca después de morir? ¿Por qué hay un nombre escrito sobre ella?
Este versículo ha tenido una variedad de interpretaciones. Pero en base a nuestro conocimiento de la época en que fue escrito, hay varios significados que son los más razonables.
En un tribunal de la antigüedad, cuando se condenaba a los acusados, ellos recibían una piedrecita negra con su nombre en ella. Si se les absolvía recibían una piedrecita blanca. Si esto es lo que se quiere decir por medio del versículo, el paralelismo con la salvación es clarísimo. Aquellos que han confiado en Jesús para su salvación recibirán la absolución del juicio de Dios. ¡Qué alivio saber que nuestros pecados son perdonados y que la vida eterna está asegurada!
Otra posible explicación surge de los Juegos Olímpicos de la antigüedad. Cuando los atletas resultaban ganadores en una competencia, la recompensa era una piedrecita blanca. Los griegos valoraban la excelencia, no sólo en las artes y en las ciencias, sino que también tenían en gran estima la destreza física. Entonces, a los héroes atléticos se les premiaba con muestras de honor por su perseverancia. Esto también ofrece una posible explicación del versículo.
La combinación de ambas ilustraciones nos muestra el asombroso equilibrio de la vida cristiana. Somos salvos por gracia sólo por fe. Pero, como creyentes obedientes en Jesús, seguiremos luchando en nuestra búsqueda por servir a Aquel que nos salvó. Una es un cuadro de absolución inmerecida, y la otra habla de ser recompensados por las acciones de las buenas obras (Efesios 2:8-10).
Confiar en Jesús para la salvación significa recibir una nueva identidad. Es como recibir un nuevo nombre escrito en una piedrecita blanca que muestra que somos perdonados. —DF