Son millones las personas que manejan su negocio desde sus hogares, pero algunos han descubierto que trabajar sin compañía puede ser bastante desolador. Para darle una comunidad a esta gente solitaria, se han diseñado espacios de «compañeros de trabajo». Se alquilan grandes instalaciones donde las personas que trabajan solas pueden compartir el lugar con otras. Tienen su propio sector de trabajo, pero pueden intercambiar ideas con otros trabajadores independientes. Es para aquellos que piensan que pueden trabajar mejor estando con otros que a solas.
A veces, los creyentes creen que trabajan mejor estando solos, pero hemos sido diseñados para servir junto con otras personas en la iglesia. Cada creyente ha sido colocado en «el cuerpo de Cristo» (1 Corintios 12:27), y el Señor desea que participemos en comunión con una comunidad local de creyentes, para usar nuestros dones y trabajar juntos en su obra.
No obstante, por diversas razones, algunos no son capaces de integrarse al grupo. Por cuestiones de salud, quizá estén recluidos en sus casas o no sepan cómo encajar en una iglesia. Aun así, son una parte necesaria del cuerpo (vv. 22-25). Allí es donde otros pueden satisfacer su necesidad de compañerismo. Hagamos lo que nos corresponde para que otros puedan sentir que forman parte de la comunidad de la fe. Trabajamos mejor juntos que solos.