«¿Quién necesita el arte?» Según el teólogo David Naugle, esa frase refleja la perspectiva que los cristianos han mostrado a lo largo de los últimos dos o tres siglos.

¿La razón para esta caída en la apreciación del arte? Naugle dice que el modernismo, enfatizando el naturalismo y una perspectiva secular de la vida, ha liquidado la «perspectiva histórica de las artes».

Para pintar lo que dicha perspectiva solía ser podemos darle un repaso a lo que el teólogo David Kuyper argumentaba en sus famosas Conferencias sobre el calvinismo. Su punto fundamental era «que los seres humanos, como portadores de la imagen de Dios, tienen la capacidad tanto de crear algo bello como de deleitarse en ello». La música y el arte de los tiempos modernos a menudo carecen del cuidado que los artistas una vez ponían a sus obras. La pasión por Jesús era obvia en las cuidadosas pinceladas y en las brillantes composiciones musicales de algunos artistas clásicos cristianos.

Ahora bien, no me interpreten mal. No estoy en contra de todo el arte de hoy. Pero creo que Naugle tiene razón cuando escribe: «El objetivo es tener gran gozo en el proceso divinamente creativo, edificar a las personas con la verdad a través del arte, y honrar y glorificar a Dios con las obras de nuestras manos.»

El profeta Hageo estaba luchando con la falta de excelencia «artística» de su tiempo. Los israelitas habían regresado del exilio en Babilonia unos 18 años antes de que él escribiera estas palabras de parte de Dios: «Lo que traéis a casa, yo lo aviento. ¿Por qué? —declara el SEÑOR de los ejércitos—. Por causa de mi casa que está desolada, mientras cada uno de vosotros corre a su casa.» La gente no estaba trabajando en el templo de Dios como Él lo deseaba. Estaba disfrutando de las paredes «artesonadas» de sus hogares mientras que el templo estaba en ruinas, tan terminado como un lienzo en blanco.

Dios probablemente «liquidó» la débil respuesta de las personas quitando su bendición, permitiendo que sus cosechas fueran más paja que trigo. Es irónico, porque eso es exactamente lo que su pueblo había traído de manera figurada a su templo: paja. No habían llevado nada bello en lo que Dios pudiera deleitarse.

¿Qué le traes a Él hoy de la obra de tus manos?  —TF