¿Acaso se les garantiza a los cristianos inmunidad contra la tentación, la tribulación o la tragedia? La respuesta es obviamente «¡No!» Mi hermano, Ne Yoong, era un brillante estudiante del primer año de ingeniería en la universidad. Servía al Señor activamente y era una persona sociable, amistosa y bondadosa.
En un viaje misionero a una pequeña aldea en Sarawak, al este de Malasia, Nee Yoong aprendió el idioma nativo en unos cuantos días, compartió el evangelio, y llevó a más de 30 niños al Señor. Sin embargo, el último día del viaje sucedió una tragedia. Saltó al río para rescatar a un amigo que accidentalmente había caído en él. Aunque mi hermano no sabía nadar, no pensó en su propia seguridad, sólo en el bienestar de su amigo. Aunque su amigo fue finalmente rescatado, mi hermano se ahogó.
Es difícil entender por qué ocurriría una tragedia tan desgarradora. Sabemos que muchas personas aceptaron a Jesús y que otras volvieron a dedicarle su vida a Él porque vieron el amor de Dios en el acto de Ne Yoong. Dios obra de manera misteriosa.
Mi familia y yo luchamos y cuestionamos a Dios por la muerte de Ne Yoong. Pero finalmente aceptamos la obra de su mano providencial y su propósito más amplio. Tal y como se revela en Isaías 55:8-9, sus caminos son más altos que nuestros caminos, y sus pensamientos más que nuestros pensamientos. Como seguidores de Jesús, podemos estar seguros en nuestra fe porque descansamos en el plan perfecto de Dios (v.11).
¿Estás luchando con alguna situación en particular en estos momentos? Ten la seguridad de que Dios es un Dios bueno y que obra en formas que ni siquiera podemos imaginar. Puede que nos sintamos fuera de control al enfrentar circunstancias dolorosas.
Comenzamos a cuestionar si acaso hay alguien que esté manejando el universo. Comenzamos por preguntar: «¿Por qué?» En vez de ello, podemos tener valor ante el hecho de que Dios soberano y tiene el control de su mundo. —Timothy Chew, Malasia
Escrito por un amigo lector de Nuestro Andar Diario