Yahora, unas palabras de un pastor en Dinamarca: «No creemos en Dios, ni en Dios como Creador del cielo y de la tierra, ni como el Todopoderoso, y en consecuencia, tampoco en Jesús como su Hijo, ni en la virginidad de su madre, ni en su segunda venida, ni en la resurrección de los muertos.»
Pensarás: Esto es broma, ¿no es cierto?
No, esas son las creencias sinceras de un hombre que todavía pastorea a su rebaño en el pueblo de Taarbaek. Cuando sus opiniones acerca de Dios (algo así como el Credo de los Apóstoles revertido) se dieron a conocer el año pasado, era comprensible que hubiera ciertas graves críticas de todas partes de la cristiandad.
Inicialmente, el obispo de este pastor le dio una semana de licencia para que pensara en ello. Luego, de manera inconcebible, al hombre de Taarbaek le fue devuelto su cargo. El obispo había cedido.
Puede que estés moviendo la cabeza negativamente y pienses Vaya, ¿acaso hemos caído en el punto más bajo de toda la historia en cuanto a nuestras opiniones de Dios y la Biblia, o qué?
Bueno, en realidad este sistema brutal de creencias no es nada nuevo. Jesús también tuvo que confrontar a falsos maestros en sus días. Él comparó a un hombre que afirmaba ser un verdadero maestro del evangelio (pero que en realidad era un engañador), con un árbol cuyo fruto no queremos comer.
«Cuidaos de los falsos profetas —advirtió Jesús— que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces» (Mateo 7:15). Esta metáfora que usó el Señor revela el corazón del asunto: al final, los falsos maestros van en pos de la destrucción.Tratan de minar y de destruir nuestra fe en Dios.
La negación de la verdad bíblica por parte del pastor de Dinamarca revela su elección. En vez de la «puerta estrecha», él ha elegido descaradamente la amplia «senda que lleva a la perdición». (v.13).
Jesús dijo: «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí» (Juan 14:6). Cualquier pastor que niega esas palabras no está dando otra cosa más que mal fruto. —TF