Una amiga mía está muriendo de cáncer. ¡Y yo estoy enojado! Aunque muchas cosas en la vida le han sido adversas a mi amiga, ella siente una asombrosa paz consigo misma. Le dijo a mi pastor: «No se preocupe por mí; voy a ver a Jesús antes que usted.»
Entonces, ¿por qué estoy enojado? Estoy enojado debido a una llamada telefónica que recibió de una persona bien intencionada pero equivocada.
Este «amigo» le dijo: «Necesitas arrepentirte del pecado que hay en tu vida. Esa es la razón por la que te está pasando esto.»
He visto sanidades milagrosas en las que el cáncer ha desaparecido. Eso es obra de Dios. Pero la gracia que mi amiga está manifestando en su muerte también es obra de Dios… ¡y puede que eso sea un milagro incluso mayor!
Los «amigos» de Job estaban convencidos de que él se merecía sus desgracias. Su amigo Elifaz dijo: «¿Quién siendo inocente ha perecido jamás?» (Job 4:7).
Bildad, otro amigo, estaba seguro de que Dios estaba ejecutando justicia. «Si tus hijos pecaron contra [Dios], entonces Él los entregó al poder de su transgresión», dijo (8:4). En otras palabras, «tus hijos merecían morir, Job».
Zofar tampoco pudo resistir el darle un puntapié a Job cuando éste estaba caído. «Si en tu mano hay iniquidad y la alejas de ti y no permites que la maldad more en tus tiendas —le dijo— entonces, ciertamente levantarás tu rostro sin mancha, estarás firme y no temerás» (11:14-15).
Dios lo vio de diferente manera. «¿Te has fijado en mi siervo Job? —le preguntó a Satanás (1:8)—. Hombre intachable y recto». Al final, Dios dijo a los amigos de Job: «No habéis hablado de mí lo que es recto, como mi siervo Job» (42:7).
La creencia de que nunca debemos sufrir en esta vida revela una visión extremadamente limitada de Dios. No explica las penalidades de Job, ni la vida tumultuosa del apóstol Pablo, ni los héroes de Hebreos 11:35-40, ni las dolorosas muertes de 10 de los 11 discípulos.
«En el mundo tendréis aflicción» —prometió Jesús (Juan 16:33, RV-60)—. Pero confiad, yo he vencido al mundo.» Ahora bien, ¡ese es un verdadero amigo! —TG