«Ahora han llegado al momento en que su romance debe morir. De hecho, es necesario que el romance muera a fin de que el amor pueda vivir y crecer. Piensen en ello de esta manera: su boda marca el día en que ustedes plantan la semilla del romance. El romance es importante, pero no es el amor en sí; es la semilla del amor, la semilla del amor de casados.
El romance es una colección de emociones placenteras que vienen naturalmente junto con la expectativa de pasar la vida junto a la persona amada. Es saludable y natural que ustedes tengan visiones de una casa en algún barrio residencial en las afueras de la ciudad, bebés cautivadores y caminatas por los bosques de otoño con sus hijos perfectamente adorables saltando entre las hojas.
Sí, esos momentos ciertamente llegan; pero la mayoría de las veces no son planeados. Y llegará el momento en que las placenteras emociones del romance serán esparcidas por los vientos de la realidad: los pagos onerosos del automóvil, las cuentas del ortodoncista, los llantos en la noche de los bebés enfermos, los niños peleándose en el pasto, las discusiones entre ambos. Luego esa imponente llama del romance disminuirá, y algunas veces parecerá haberse apagado. La persona que dicen amar se ha vuelto fea. Por un breve momento ustedes permiten que un pensamiento cruce su mente: ¿Realmente ya no lo amo? ¿Realmente ya no la amo? ¿Acaso nuestro amor se ha acabado?
¡No lo crean! Es en ese momento cuando el romance finalmente germina en auténtico amor y comienza a crecer. En esos días, cuando parece que nada queda de su relación sino el compromiso, es cuando Dios les puede enseñar la gran lección que pocas personas parecen entender: el amor no es una emoción; es un acto de la voluntad. Ustedes no están declarando ante los presentes hoy que están “enamorados”, sino que están haciendo un presentes hoy que están “enamorados”, sino que están haciendo uncompromiso intencionado de “amar”.
Recuerden, su matrimonio jamás puede verse amenazado por la pérdida del amor, sólo por la pérdida de su compromiso personal de amar.» –DO