Un día, mientras navegaba en la Internet, me encontré con un interesante artículo en las noticias titulado «CIENTOS DE HERIDOS DURANTE FESTIVAL ANUAL DE LAPIDACIÓN». El artículo describe cómo miles de aldeanos hindúes celebraron un festival anual lanzándose piedras unos a otros.
Los aldeanos se distribuyeron en dos grupos para lanzarse las piedras. No existen reglas en cuanto al tamaño de las piedras que se pueden usar durante el festival. La tradición se remonta a varios cientos de años atrás cuando un miembro de la comunidad era sacrificado cada año para aplacar a la diosa de la aldea.
Casi 250 personas resultaron heridas durante el evento de lapidación de Pashann Pud, cerca de Nainital, en Utar Pradesh, India. Sin embargo, las víctimas describieron sus heridas como una «especie de bendición de parte de la diosa». ¿Cómo?
¡Qué práctica religiosa tan peligrosa! La lectura bíblica para el día de hoy describe un evento similar. Los fariseos llevaron una mujer a Jesús a la cual habían atrapado en adulterio. En ese entonces, la ley exigía que las personas que cometían adulterio fueran muertas por lapidación. Preguntaron a Jesús si ella debíarecibir tal castigo.
Jesús reaccionó de manera diferente a la de los fariseos. La vio con perdón en sus ojos. Pidió que el que no tuviera pecado tirara laprimera piedra contra ella. Nosotros, como los fariseos, tendemos aver la mota en el ojo ajeno en vez de la viga que tenemos en nuestro propio ojo (Mateo 7:3).
Cuando nos miramos a nosotros mismos nos damos cuenta de que simplemente somos pecadores viviendo por gracia. Una vez que hemos entendido eso, podemos ver a los demás con ojos de perdón. —JL