Sé que la Roca de Plymouth es un nexo importante al pasado de los EE.UU., pero aún así… me decepcioné un poquito. Lo empeoró el hecho de que cuando caminaba hacia el majestuoso pórtico, una niña cerca de mí le decía a su amiga: «¿Cómo saben siquiera que es el sitio verdadero? ¡No es la gran cosa!»

Tengo que admitir que siempre había previsto una roca maciza todavía empotrada en un acantilado escarpado. Había imaginado a los primeros colonizadores cansados, pero con renovadas energías, que se arrastraban hacia la roca y anunciaban a grandes voces: «¡Somos los primeros habitantes del Nuevo Mundo!»

Lo sé, lo sé… me he desviado un poquito de los hechos históricos. Pero sí esperaba algo más impresionante. No muchos colonizadores pudieron haber cabido en este pedazo de granito.

Cuando leemos en la Biblia acerca de la Roca, no estamos hablando simplemente de una roca famosa en Norteamérica, sino de una Persona. A Jesús se le llama la Roca (1 Corintios 10:4) por dos razones. Es el fundamento sobre el cual Dios ha construido su Iglesia, y la Roca sólida sobre la que hemos de construir nuestra vida.

La piedra más importante en una construcción es la piedr angular. La Biblia nos dice que la Iglesia (el cuerpo de creyentes) se construye sobre un fundamento «siendo Cristo Jesús mismo la piedra angular» (Efesios 2:20). En Él, toda la construcción de «piedras vivas» (nosotros) se reúne alrededor de la piedra angular.

Jesús es la Roca firme a la que podemos aferrarnos cuando vienen las lluvias y los vientos soplan y golpean contra nosotros (Mateo 7:25). La escritora cristiana Madeleine L’Engle dice: «Es bueno que de vez en cuando se nos despoje de todo aquello en lo que nos apoyamos. Nos da cierta sensación de lo que es la roca que hay debajo de nuestros pies, y de lo que es la arena.»  Allí es cuando nos damos cuenta de la fuerza de Dios, y el Señor se convierte en nuestra fortaleza y en la roca en la que nos refugiamos (Salmo 94:22).

¿Y la Roca de Plymouth? Aunque definitivamente no me impresionó en absoluto, me alegré de ir a verla. Mucho más importante es la Roca que es la piedra angular de nuestra fe. «He aquí, pongo en Sion una piedra escogida, una preciosa piedra angular, y el que crea en Él no será avergonzado» (1 Pedro 2:6).  —CK