En una publicidad de televisión que vi hace poco, los niños discutían en el asiento trasero del automóvil acerca de dónde pararían a comer. Uno quería pizza, y el otro, pollo. La madre, sentada en el asiento delantero del acompañante, dijo: «No, vamos a comer hamburguesas».
El padre resolvió inmediatamente el desacuerdo familiar con esta idea: «Iremos a un restaurante de comida buffet “y” cada uno podrá comer lo que quiera y cuanto quiera». El anuncio termina con estas palabras: «Acaba con las peleas familiares sobre qué comerán. Vengan al restaurante ________, la Tierra del “y”».
Cuando vi esa publicidad, pensé en otra «Tierra del “y”»: el cielo. Es un lugar donde tendremos todo lo que necesitemos. Y lo más importante es que estaremos en la presencia del Dios Todopoderoso. Al describir el cielo, el apóstol Juan dijo: «… el trono de Dios y del Cordero estará en [él]» (Apocalipsis 22:3). Nuestra alma sedienta será totalmente satisfecha en el «río limpio de agua de vida» que sale de su trono (22:1), porque el Señor le dice a su pueblo: «Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente» (21:6). Otro «y» de esa tierra será el árbol de la vida «para la sanidad de las naciones» (22:2). Lo que no encontraremos en esa «Tierra del “y”» serán maldición (22:3), muerte, dolor y lágrimas (21:4).
En esa celestial «Tierra del “y”», estaremos completamente satisfechos. ¿Estás preparado para ir allá?