En la universidad cristiana a la que asistí a menudo recibíamos prédicas de parte del fundador, un hombre que había sido uno de los populares «evangelistas de carpa» de principios del siglo XX. Sus prédicas a menudo estaban salpicadas de dichos prácticos, algunos de los cuales han sido incluidos en la estructura de mi propia vida.

He descubierto que uno de estos dichos es muy útil, especialmente para el año nuevo, y es: «Recuerden: ¡no hay manchas en las páginas del futuro!» Con esto, él estaba enfatizando una verdad fundamental de la fe cristiana: Dios nos perdona por nuestros pecados pasados y también nos ayuda a llevar vidas piadosas, haciendo cosas que reflejan nuestro deseo de amarlo y de amar a nuestro prójimo tal y como nos amamos a nosotros mismos.

Al mirar hacia el año que pasó, puede que recuerdes algunas malas decisiones que te acarrearon un montón de problemas. Puede que te sientas avergonzado y decepcionado por tales fracasos. Desearías poder borrarlos. Pues bien, la verdad es que no puedes hacerlo. Y puede que sigas viviendo con las consecuencias de esas malas decisiones. Puede que estén acusándote a gritos: «¡Perdedor, pecador, debilucho, mal cristiano, mal hijo, mala hija mal amigo!»

Las consecuencias y las acusaciones hacen más difícil que escribas tu vida en esas páginas en blanco que ahora se encuentran delante de ti. Y también lo hacen nuestros deseos carnales. ¡Pero no olvides que esas páginas siguen blancas como la nieve! Con la ayuda de Dios puedes escribir cosas bellas en cada una de ellas. Lo que se requiere es tu disposición de pedirle a Dios perdón por tus pecados pasados. Luego, acepta su perdón como motivación para cambiar tu dirección, para reflejar lo que sabes que Dios quiere que hagas.

Abre tu Biblia junto a tu diario de maravillosas páginas en blanco para que te ayude en tu andar de este año. De ese modo, las manchas, los borrones y las huellas de lágrimas serán menos cada día.  —DO