Recientemente conocí a un hermano cristiano que es un músico increíblemente talentoso. De hecho, ha tocado para algunos de los ministerios más grandes de los EE.UU. Pero él ha librado batallas contra el abuso de drogas, las adicciones, manipulación y traición por parte de amigos y parientes. Cuando lo escucho hablar, escucho miedo y frustración, dolor y falta de determinación, soledad y aletargamiento. Se me parte el corazón cuando veo sus intentos de luchar con sus propias fuerzas y enfrentar cada batalla solo.

Josué 5:13-15 nos recuerda que la batalla es del Señor y que no nos corresponde a nosotros luchar. Antes de su gran batalla, Josué salió para hacer un reconocimiento de la ciudad de Jericó, que aparentemente era invencible. De entre las ciudades amuralladas en Canaán, Jericó era probablemente la más inexpugnable. Al considerar su difícil misión, Josué se sobresaltó cuando levantó la vista y vio a un soldado blandiendo una espada. Instintivamente desafió al extraño preguntando: «¿Eres de los nuestros o de nuestros enemigos?» El visitante respondió: «No; más bien yo vengo ahora como capitán del ejército del SEÑOR.»

Al darse cuenta de que estaba ante la presencia de un ser divino, Josué se postró en humilde adoración. Esta reunión debe haber sido alentadora para Josué, pues le aseguró que no tenía que llevar solo la responsabilidad del liderazgo, y que Israel no estaría luchando solo.

Todos enfrentamos batallas en nuestra vida. ¿Cuál es el «Jericó» de tu vida en estos momentos? ¿Qué muro aparentemente invencible e inexpugnable se levanta interponiéndose en el camino de tu progreso en tu trayectoria con Jesús? ¿Estás enfrentando una batalla con algún trastorno alimentario, pensamientos de suicidio,alguna mala imagen de ti mismo, alguna adicción a las drogas o al alcohol, la pornografía, incoherencias o relaciones rotas?

Tienes a tu disposición el mismo poder empuñado por el guerrero que se encontró con Josué. Existe una Presencia invisible pero absolutamente real que está de pie lista para pelear por ti en cualquier terreno de tu vida. Deja que Jesús luche por ti hoy.  —MW