Si tienes la oportunidad, párate cerca de algún río. Escucha los sonidos del agua cuando corre con fuerza. Ve cómo la corriente se lleva hojas, palos y ramas. Luego mira la profundidad y aprecia el poder del agua. Ahora imagina que el agua se parte, creando un camino desde la margen del río en que estás parado hasta el otro lado. Imagínate caminando a través del río sobre suelo seco.
Eso fue lo que sucedió cuando los israelitas cruzaron el río Jordán (Josué 3:14-17). Era la época de crecida y el nivel del agua estaba muy alto. En otras épocas del año, el nivel del agua era tan bajo que se podía cruzar el río con muy poco esfuerzo. Pero en esta época en particular, se requería un milagro.
Todavía no se ha hecho la película, pero el milagro de Josué 3 es simplemente tan espectacular como la separación del mar Rojo de Moisés. Cuando leí por primera vez esta historia de Josué y los israelitas me fue difícil apreciar su importancia. En el Antiguo Testamento, Dios hacía todo tipo de cosas magníficas. Era un momento diferente y un lugar diferente, ¿no es cierto? Entonces, ¿por momento diferente y un lugar diferente, ¿no es cierto? Entonces, ¿por qué debía la separación del río Jordán significar algo para mí? Dios hizo por su pueblo lo que ellos no podían hacer por sí mismos.
Los israelitas no podían cruzar el Jordán por su cuenta, así que Él lo partió para ellos. Nosotros tampoco podemos cruzar «el Jordán» por nuestra cuenta. Sin Dios, no podemos perdonar totalmente. Sin Dios, no podemos amar verdaderamente. Y sin Dios, no hay cielo ni esperanza de misericordia. En resumidas cuentas, Dios siempre hace y hará por su pueblo lo que éste no pueda hacer por sí mismo.
Algunas veces podemos ser muy orgullosos. Pensamos que sabemos mucho y que podemos hacer mucho por nuestra cuenta. El conocimiento nos puede volver engreídos. Pero sin Dios cesaríamos de existir. El mismo aire que respiramos es un don de Él.
Dios sigue haciendo milagros hoy. Puede que no esté separando océanos ni ríos (aunque puede hacerlo si así lo quiere), pero está haciendo maravillas en mi vida que yo sé que no puedo hacer por mí misma. –AS