Existen más de 2.5 millones de sonidos que se conservan en la Biblioteca del Congreso de los EE.UU. La diversa colección incluye una banda militar de 1897, un drama radial de 1938 y el resoplido de una locomotora a vapor. Pero algunos de los sonidos más interesantes son las voces de personas importantes en tiempos de crisis. Se pueden escuchar las «Charlas Informales» del Presidente Franklin D. Roosevelt, el discurso radial del general Dwight Eisenhower en el Día D, y el discurso «Tengo un sueño» del Dr. Martin Luther King Jr. pronunciado en 1963.
¿Reconocerías esas voces si las escucharas? Tal vez no, ya que pertenecen a figuras históricas que vivieron antes de tu tiempo. Pero, ¿y las voces de tu mamá, tu papá o tu mejor amigo? Las reconocerías en cualquier parte porque tienes una relación única con ellos.
Jesús dijo que podemos escuchar y reconocer su voz hoy si lo conocemos como nuestro Salvador. En Juan 10, el Señor describió su relación con sus seguidores usando la analogía de ovejas con su pastor: «Las ovejas lo siguen porque conocen su voz. Pero a un desconocido no seguirán . . . porque no conocen la voz de los extraños» (vv.4-5).
Reconocemos su voz cuando escuchamos una palabra del Señor al leer la Biblia, al adorar con los demás o al esperar quedamente delante del Señor en oración. Y saber quién está hablando nos da el deseo de obedecer y la confianza para hacerl Seguimos al Pastor haciendo lo que Él nos dice que hagamos. Y Él no contradice su Palabra escrita. Si una voz interna nos dice que robemos dinero o que nos venguemos de alguien que nos ha hecho mal, sabemos que no es la de Jesús.
En nuestros momentos de crisis anhelamos escuchar la voz de alguien a quien amamos. ¿Por qué no tomar un minuto justo ahora para escuchar al Señor a través de su Palabra con el corazón en silencio? Conocer a Jesús, nuestro Buen Pastor, y escuchar su voz silencio? Conocer a Jesús, nuestro Buen Pastor, y escuchar su vozhoy es un privilegio increíble. —DCM