En una caricatura clásica de Snoopy, Carlitos le dice a Lucy que éste es su año decisivo. Le muestra una lista de cosas que uiere corregir en su vida y anuncia que ha resuelto ser una mejor persona.
Lucy contesta: «Yo no. Yo voy a pasármela todo este año lamentándome por el pasado. Voy a llorar por lo que no tiene remedio y a suspirar por los amores perdidos.» Ella insiste que mejorar es demasiado difícil. Lo intentó una vez y la volvió loca. «Olvídate del futuro —dice—. Lamenta el pasado. ¿Por qué hice esto? ¿Por qué hice aquello? ¿Por qué? ¡Lo lamento todo! Oh, ¡qué lamentaciones! ¡Qué remordimiento! ¡Qué angustia!»
Carlitos suspira y arroja su lista.
En un sentido, Lucy tiene razón. Probablemente es más fácil lamentarse que tomar una determinación. Quedarse en una rutina espiritual y emocional no requiere riesgo, esfuerzo ni fuerza de voluntad alguna. Pero esa no es manera de vivir. Y no es como Dios quiere que enfoquemos la vida como hijos Suyos que somos.
Pedro era un impetuoso seguidor de Jesús que a menudo metía la pata. Pero sus dos cartas en el NuevoTestamento están llenas de vívidas imágenes de cómo vivir tomando determinacionesy no lamentándose.
La oración «ceñid vuestro entendimiento para la acción» (1 Pedro 1:13) también se traduce como «ceñid los lomos de vuestro entendimiento» [Versión Reina Valera 1960]. Es una ilustración en palabras de un hombre que mete su larga capa dentro de su cinturón para estar listo para moverse con libertad. Habla de nuestra determinación de vivir para Jesús porque nuestra esperanza está completamente en Él (v. 21).
Una lista de propósitos es una guía para lo que hacemos. Pero la actitud de tomar una determinación abarca cómo ponemos en práctica nuestro deseo de santidad cada día. Nace de la gracia y la esperanza que hemos recibido a través del sacrificio de Jesús en la cruz por nuestros pecados.
Dejémosle el remordimiento a Lucy y tomemos la determinación de enfrentar este año con propósito a través del poder de Dios. – DCM