¿Qué te enoja mucho? ¿Acaso es: • un conductor que se te pone detrás y se queda pegado a tu parachoques por kilómetros?
• que la fila vaya lenta en la ventanilla de McDonald’s?
• tu hermanito cuando… bueno, sólo porque es tu hermanito?
• tus padres cuando parecen ser muy estrictos por algo queno crees sea la gran cosa?
• un profesor que no parece entender la palabra justo?
Melissa no era inmune a enojarse por ciertas cosas en la vida. No le gustaba cuando su auto del año 90 se descomponía o había que llevarlo al mecánico (lo cual sucedía a menudo). Detestaba cuando los planes se confundían y terminaba llegando tarde a un acontecimiento importante. Y no se ponía muy contenta cuando se sentía atascada con un montón de tarea.
Pero también sabía que no le hacía bien a nadie permanecer enojada por mucho tiempo. Era una persona que perdonaba y olvidaba, que procuraba hacer lo que Pablo dijo en Efesios 4:26. Melissa dibujó un cuadrito alrededor de este versículo en la Biblia que usaba para la iglesia y la casa. El versículo dice: «Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo.» En la Biblia que usaba para su clases bíblicas de la escuela, también había marcado el Salmo 4:4, del cual Pablo citó en Efesios 4:26.
Pablo sugirió que está bien airarse… siempre y cuando no lleve a pecar. Y luego nos dio una segunda directriz: ocúpate hoy de tu ira. ¡Eso es lo que se llama manejo de la ira! Primer paso: No dejes que tu ira te lleve a pecar, ni por palabra ni por acción. Segundo paso: No dejes que tu ira despierte contigo en la mañana.
Si manejáramos la ira de esa manera en nuestra vida, imagínate cuánto más fácil sería vivir con nosotros. —JDB