Después que mi hija Melissa, de 17 años, murió en un accidente automovilístico el 6 de junio de 2002, el último día de clases de su penúltimo año de secundaria, yo me puse a mirar en su Biblia para encontrar algún vislumbre de su vida espiritual. En una serie de cuatro partes estaré compartiendo versículos que Melissa marcó en su Biblia, y cómo su vida confirmaba los principios que ella acariciaba.

Tal vez las podamos llamar «Notas de Melissa», pequeños comentarios hechos en su Biblia para ayudar a explicar lo que significaba un pasaje. En Mateo 7, Melissa dibujó un cuadro alrededor de los versículos 1 y 2. Los versículos dicen esto: «No juzguéis para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzguéis, seréis juzgados; y con la medida con que midáis, se os medirá.» Al margen junto a esos versículos encontré estas Notas de Melissa: «Mira lo que haces antes de mirar a los demás.»

Yo no pude haberlo dicho mejor. Y conozco pocas personas que lo hayan dicho mejor en la vida real que Melissa.
Melissa era una persona «orientada a los demás». Matt, su compañero de clases, el cual la conoció desde cuando ambos estaban en la guardería de la iglesia hasta el último día de Melissa en la tierra, dijo de ella: «Tu constante sonrisa siempre iluminó mi día. Creo que nunca te vi sin una sonrisa o riendo.» Y Tara, quien pasó el último día de la vida de Mell con ella en una playa del lago Michigan, dijo: «Gracias por ser mi amiga, aun cuando nadie más era tan amable y alegre como tú.»

Cuando Melissa escribió esa nota lo dijo en serio. En vez de juzgar a las personas, sabía que tenía que ser amiga. El amor y la amistad tenían que empezar con ella. Como resultado, sus amigos la recuerdan, no por ser alguien a quien tuvieran que agradar ni alguien que les buscaba faltas, sino como alguien que hizo sus vidas más brillantes y mejores.

Si queremos mejorar nuestra vida y las de quienes nos rodean, no lo vamos a hacer juzgándolos. Demostramos que nos importan cuando decimos: «El amor empieza conmigo.» Y como mejor lo decimos es con una sonrisa y un corazón con el amor de Jesús.  —JDB