¿Alguna vez probaste comida para bebés? Yo sí; es terriblemente blanda. Pero ellos no tienen otra opción porque no tienen dientes. Sin duda, ¡no pueden comer una deliciosa y sabrosa carne asada!
Lamentablemente, algunos creyentes se conforman con comida para bebés espirituales. Les basta con repetir una y otra vez las verdades sencillas de las Escrituras y no van más allá de los conceptos básicos del evangelio (Hebreos 6:1-2). Al no hincar sus dientes en verdades más profundas y en pasajes bíblicos más difíciles, carecen de entendimiento y de convicciones escriturales para tomar las decisiones correctas (5:13). Quizá hayan sido creyentes durante muchos años, pero sus capacidades espirituales permanecen inmaduras. Siguen siendo bebés.
A medida que los niños crecen físicamente, aprenden a ingerir alimentos sólidos que les dan fortaleza y vitalidad. Asimismo, todos los creyentes deben asumir la responsabilidad de alimentarse por sí solos con comida espiritual consistente. No hacerlo implica permanecer espiritualmente débil y desnutrido.
El aspecto de una persona puede decirte relativamente su edad física. Los años de vida espiritual se ven en su capacidad para distinguir lo bueno de lo malo y en las cualidades del carácter que demuestran día tras día.
¿Este discernimiento espiritual se evidencia en tu vida o todavía estás alimentándote con comida para bebés espirituales?