Helen Keller y Fanny Crosby fueron dos asombrosas mujeres que perdieron la vista cuando eran bebés. Fanny Crosby escribió más de 9.000 poemas, muchos de los cuales fuero convertidos en himnos que todavía hoy cantamos. Helen Keller, quien era ciega y sorda, se graduó de la universidad con magna cum laude, y a lo largo de su vida dio charlas y escribió muchos libros y artículos. Estas dos mujeres vivieron extraordinariamente a pesar de sus discapacidades físicas.

Yo no tengo las discapacidades que esas mujeres tenían, pero tuve una experiencia devastadora a la edad de 12 años, lo cual Dios, a la larga, utilizó para bendecirme. Un maestro de escuela elemental me violó y abusó de mí. Durante muchos años después de mi experiencia, yo estuve amargada contra Dios porque había pecado contra mí. Finalmente me di cuenta de que no tenía otra opción más que mirar hacia arriba.

En vez de amargarnos durante una prueba, podemos hacer lo que hizo David: acudir a Dios. Cuando murió su primer hijo que tuvo con Betsabé, a causa de su pecado, David «entró en la casa del SEÑOR y adoró» (2 Samuel 12:20). Dijo en el Salmo 51: «Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio.… Restitúyeme el gozo de tu salvación…» (vv.10,12).

Jesús es el Restaurador de almas y ha restaurado la mía. Ahora puedo mirar atrás y dar gracias porque el hombre que me hizo su víctima no me mató. Dios usó esa experiencia para enseñarme a amar a los demás como Jesús sigue amándome a mí: incondicionalmente.

Es mi oración que cuando mires a tus pruebas pasadas y a las futuras bendiciones que pueden venir con ellas te des cuenta de que Dios restituye tu gozo (v.12). El Señor va a usar tus pruebas para acercarte a Él. «Ya el sol no será para ti luz del día, ni el resplandor de la luna te alumbrará; sino que tendrás al SEÑOR por luz eterna, y a tu Dios por tu gloria» (Isaías 60:19). —Stefani Hall (Nuevo México)