Le llaman Reality TV[TV de Realidad], pero es todo menos realidad. La realidad para la mayoría de la gente es levantarse temprano en la mañana, tratar de llegar a tiempo a la escuela o al trabajo, e intentar llevar una vida decente. La realidad es tareas de la escuela, tareas de la casa, mantener el auto andando o hacer mandados. La realidad es permanecer económicamente solvente y espiritualmente vibrante.
En esa realidad, ¿cuándo fue la última vez que tuviste que meter la cabeza en un tanque lleno de serpientes? ¿Te acuerdas de la última vez que tuviste que dejar que insectos vivos se treparan por todo tu cuerpo, o que tuviste que comer una cucaracha? A menos que seas misionero en una nación en desarrollo, ¿cuándo ue la última vez que tuviste que sobrevivir en la selva comiendo raíces y cosas que encontraste en un oscuro pantano?
Al escuchar acerca de estas personas que voluntariamente participan en estas extrañas actividades bajo el nombre de TV de Realidad, debemos asegurarnos de no tener una perspectiva tergiversada de la vida.
Para los que creen en Jesús y desean vivir para Él, nuestra existencia debe estar guiada por un conjunto de normas claras. Primero, hemos de amar a Dios con todo nuestro corazón, y amar a nuestro prójimo abnegadamente (Marcos 12:28-31). No hemos de usar a las personas para sacar provecho. Segundo, hemos de honrar nuestro cuerpo por ser el templo de Dios adonde mora el Espíritu Santo (1 Corintios 6:19-20). Tercero, hemos de practicar el amor, el gozo, la paz, la paciencia, la benignidad, la bondad, la fidelidad, la mansedumbre y el dominio propio (Gálatas 5:22-23).
Si buscas guía para una realidad que agrade a Dios, prueba Colosenses 3:1-17. Mira la vida por el lente de este capítulo, y encontrarás un gozo que nunca vas a obtener mirando gente comer insectos.
La realidad de la vida es esta: mientras más nos acerquemos a Jesús, más nos pareceremos a Él. Puede que eso no haga un buen programa de TV de Realidad, pero es definitivamente una realidad que podemos vivir. —JDB