ÁRBOLES ARRANCADOS EN TORMENTA APLASTAN VARIOS AUTOS

El titular pedía atención a gritos en la primera página del periódico. Había habido una tormenta repentina el día anterior. Pero yo había estado arraigada en la comodidad de mi propio hogar, por lo que la tormenta sólo me hizo sentir un poco de sueño durante el día. El leer el titular en el periódico al día siguiente me sorprendió.

La noticia describía cómo la tormenta causó estragos en las partes oeste, sur y central de Singapur. En la parte suroeste de la isla, adonde el viento fue particularmente fuerte, derribó al menos cinco árboles. Afortunadamente, nadie resultó herido.

Pensé en esos árboles que fueron arrancados en la tormenta. Habían sido separados de su fundamento. Eso me puso a pensar en la parábola de Jesús acerca de una casa que fue construida sobre la arena. La historia que contó en Mateo 7 nos recuerda que debemos echar nuestro fundamento sobre la Palabra de Dios, para que cuando las tormentans vengan, no titubeemos. El salmista comparó a una persona sabia como esa con un árbol plantado junto a las aguas, que da fruto a su tiempo y sus hojas no se secan (Salmo 1:1-3).

El estar arraigados en la Palabra nos ayudará en medio de las tormentas de la vida. Durante las incertidumbres de los tiempos de guerra, reveses económicos y enfermedades mortales, tenemos que enfrentarnos a muchas «tormentas». Sin embargo, podemos confiar en que Dios nos va a dar un fundamento firme de paz (Juan 14:27).

Podemos entrar en la paz de Dios, la cual trasciende todo entendimiento, profundizando bien nuestras raíces en Su Palabra. —JL