Una revista femenina hizo la siguiente pregunta en su página eb: «¿Qué la enoja?» A continuación las cinco causas principales que generan ira:

1. Mala educación en público, cosas como pasársele a alguien en la fila, tirar basura y hablar demasiado alto por un teléfono móvil.
2. Gente que sólo piensa en sí misma. Son el centro de toda conversación y comienzan todas las oraciones con la palabra «yo». conversación y comienzan todas las oraciones con la palabra «yo».
3. Miembros de la familia que no cooperan en la casa. Ya se trate de ayudar lavando los platos o de sacar a pasear al perro, no levantan ni un dedo.
4. No tener tiempo para mí. Los esposos, la familia, los amigos y las responsabilidades ocupan todo mi tiempo.
5. Compañeros de trabajo que se quejan todo el tiempo. Al final del día, hacen a todo el mundo desdichado.

Todos nos enojamos. El problema no son los sentimientos de ira, sino lo que hacemos con ellos. Como seguidores de Cristo, tenemos que lidiar adecuadamente con nuestros sentimientos.

Reprimir o desviar la ira no es la respuesta. Tomar algo del refrigerador no sólo «te hace tragar» la ira, sino que también «te hace tragar» otras cosas. Evitar el tema tampoco da resultado. Si tu compañera de cuarto nunca limpia su lado de la habitación, no se lo limpies tú. Quejarte te puede ayudar a sentirte mejor porque deja salir el humo, pero a nadie le gustan los quejumbrosos.

Algunas de las maneras adecuadas de lidiar con la ira son: pasar un buen rato haciendo ejercicios, salir a caminar o expresar tus sentimientos escribiéndolos. Una confrontación tranquila y controlada con el ofensor podría ser aconsejable, después que te hayas calmado. Es buena idea tener a alguien a quien rendir cuentas, alguien con quien puedas orar y compartir confidencialmente tus sentimientos.

Y lo mejor de todo, consulta la ayuda divina que tienes disponi ble: la Palabra y el Espíritu de Dios. Luego, todos los días, pídele al Espíritu Santo que te ayude a encarar personas o situaciones que te enojen. Lidia con la ira antes de que te haga perder la cabeza.  —DCE