Libros sobre dietas y ejercicios, clubes para la salud, programas para rebajar de peso… Cuando se trata de embellecer nuestros cuerpos, no nos falta consejo. ¿Cuál debe ser nuestra perspectiva sobre estos «vasos de barro» que Dios nos ha dado? (2 Corintios 4:7).

En 1 Corintios 6:12-20, Pablo nos dio una clave vital por la cual entender nuestros cuerpos: no utilizarlo mal. ¿Cómo lo utilizamos mal?

•Hacemos las preguntas equivocadas. ¿Es permitido? ¿Es legal? ¿Hay un lugar en la Biblia que específicamente diga que no puedo hacer eso? No veo nada en la Palabra adonde diga específicamente que «el pastel de chocolate sea pecado», o sea que Dios debe querer estopara mi vida. La verdadera libertad se halla en determinar no dejar que nada ni nadie —que no sea Jesús— domine tu vida.

•Ignoramos al Creador del universo. Primera de Corintios 6:13 dice, básicamente, que Dios es el Señor de nuestros cuerpos. La verdad es que Dios hizo nuestros cuerpos y ellos son un tremendo testimonio de su genio creativo. Cuando tomamos nuestros cuerpos y los usamos de una forma inmoral, es como tomar un Monet y usarlo como alfombrilla para limpiarse los pies.

•Olvidamos el futuro. Pablo nos recordó que Dios va a transformar nuestros cuerpos y a resucitarlos. Son más que recipientes. No, nuestros cuerpos no son perfectos. Son propensos al pecado, pero no van a ser desechados y aplastados como latas vacías. Pablo dijo que debemos tratar nuestros cuerpos como templos del Espíritu Santo (v.19).

Mira otra vez la fórmula para vivir una vida agradable a Dios. Comienza haciendo las preguntas correctas. ¿Qué es beneficioso? ¿Quién es mi Amo? ¿Estoy tratando mi cuerpo como templo del Espíritu Santo? Si empiezas por hacer las preguntas correctas, Dios te ayudará a comenzar a honrarle aún más con tu cuerpo.  —MW