El museo «Elvis está vivo», en las afueras de la ciudad de St. Louis, Missouri, ha sido llamado «el sueño de una conspiración teórica». Junto a la carretera hay un cartel grande que apremia a los viajeros a detenerse, y se leen las siguientes frases: VEA LA HABITACIÓN FUNERARIA. HABITACIÓN DE SU TUMBA. COMPRUEBE USTED MISMO QUE ELVIS ESTÁ VIVO. VEA POR QUÉ TUVO QUE FINGIR SU PROPIA MUERTE.

Cerca de allí hay una limosina Cadillac del año 74, cada vez más vieja, con un recorte de Presley tamaño natural al volante. Además, como dice Jim Suhr en un artículo de la Prensa Asociada, «no hay manera de pasar por alto el Elvis de madera terciada de más de cinco metros de altura».

Dentro hay una sola habitación que contiene fotos, documentos gubernamentales y resultados de la prueba del ADN, los cuales procuran presentar a Elvis como el «rey» del engaño que fingió su propia muerte en 1977 para escapar de la sensación de prisión que escapar de la sensación de prisión que le daba su fama y fortuna.

«No tratamos de convertir a nadie —dice Bill Beeny, el dueño del museo—. Lo único que decimos es: “Aquí está la evidencia que tenemos, mírela, y crea lo que quiera. Saque sus propias  conclusiones.”»

Alguien ha observado que este mundo es extraño, pues la gente cree que Jesús está muerto y que Elvis está vivo.
Los cristianos creen que Jesús es el Salvador vivo que conquistó el pecado y la muerte para que nosotros pudiéramos tener vida eterna por medio de la fe en Él.

No tenemos museos, sólo el relato directo que hace la Biblia de la agonizante muerte de Jesús por crucifixión, su sepultura y la asombrosa afirmación de que tres días después, resucitó de entre los muertos. Esto incluye relatos de testigos oculares de personas que vieron a Jesús, conversaron con Él, lo tocaron y lo escucharon hablar después de su resurrección (Hechos 1:1-5). Y tal vez lo que es más potente, el libro de los Hechos narra la transformación de la vida de discípulos temerosos que hablaron osadamente de Jesús, el Señor vivo, aunque les costó la vida.

Al final, es cuestión de fe para cada uno de nosotros. Pero la Biblia existe para hacer conversos. Si Elvis está vivo, probablemente no marque mucha diferencia. Pero Jesús sí estávivo, y eso marc toda la diferencia del mundo.  —DCM