¿Tienes Botox? Mucha gente lo tiene. Tal vez sean mayores que tú, pero ese es el punto. Están procurando tratamientos de Botox porque han llegado a un momento de su vida en que quieren lucir jóvenes y frescos otra vez.

Las apariencias son importantes para nosotros; eso es seguro. Y son tan importantes para los usuarios de Botox que permiten que alguien les inyecte una toxina botulina tipo A (¡qué asco!) para que se les desaparezcan las arrugas por un par de meses. Entonces hay que administrar el tratamiento otra vez.

Este tratamiento es un poco caro, y viene con posibles efectos secundarios. Pero eso no parece detener a la gente que quiere probarlo. La gente llega a grandes extremos para lucir mejor.

Verse bien no es malo; es algo que todos sabemos que hoy día vale mucho en el mundo. Sin embargo, una consideración más importante es cómo nos vemos por dentro. ¿Cuánto estamos dispuestos a sacrificar para tener el carácter que Dios desea?

¿Estamos dispuestos a probar un poco de Botox para el alma? ¿Estamos dispuestos a inyectarnos del espíritu de amor, la compasión misericordiosa, el interés sincero, la amabilidad abnegada y la gentileza de carácter que muestre a Jesús a los demás? ¿Estamos dispuestos a acudir a Dios y a su Palabra una y otra vez para lograr el mejoramiento que necesitamos del carácter espiritual? Es así como podemos vivir según la sugerencia que hace Pablo en Efesios 4 de ser hijos de luz.

A continuación algunos tratamientos de carácter que odos podemos aplicarnos:
•Decir la verdad (v.25).
•No pecar, a pesar de nuestra ira (v.26).
•No robar, sino trabajar arduamente (v.28).
•Edificar a los demás con nuestras palabras (v.29).
•Agradar al Espíritu Santo con nuestra vida (v.30).

¿Buscas maneras de verte mejor? Repasa las epístolas (Gálatas, Efesios, Filipenses, Colosenses) y busca todos los versículos sobre la forjadura del carácter que puedas encontrar. Luego, inyéctalos en tu vida cada día. Créeme, será mucho mejor que Botox.  —JDB