El orador estaba hablando llanamente sobre el poder que tienen las palabras. Una persona en el auditorio escuchaba atentamente. Suzanne había sido herida profundamente por un cruel chisme sólo unas cuantas semanas antes. Todavía sentía el dolor y la impotencia al escuchar los rumores a su alrededor. ¿Por qué tanta gente prefirió creer el chisme? ¿Por qué ni siquiera se molestaron enaveriguar si era verdad?Debido al dolor que sentía, Suzanne decidió no tratar a los demás de la forman en que la habían tratado a ella. Oró con estas palabras de David: «Sean gratas las palabras de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, oh SEÑOR, roc mía y redentor mío» (Salmo 19:14).
Si haces un estudio de los llamamientos de Dios a los tres profetas mayores descubres que Dios hizo algo a sus bocas para prepararlos para hablar por Él.
Isaíasreaccionó al llamamiento de Dios diciendo: «¡Ay de mí! … pues soy hombre de labios inmundos» (Isaías 6:5). Un serafín (que es un ángel) tomó un trozo de carbón encendido del altar y le tocó los labios (los cauterizó) para quitar su pecado y su culpa.
Jeremíasdijo al Señor: «No sé hablar, porque soy joven» (Jeremías 1:6). Así que Dios tocó sus labios y dijo: «He aquí, he puesto mis palabras en tu boca» (v.9).
Ezequielfue llamado para decir a los obstinados y rebeldes israelitas: «Así dice el Señor Dios» (Ezequiel 2:4). Entonces Dios le mostró un rollo con palabras escritas de ambos lados y le ordenó: Alimenta tu estómago y llena tu cuerpo de este rollo que te doy» (3:3). Le supo dulce como la miel. Dios dijo al profeta: «Háblal con mis palabras» (v.4) (al pueblo de Israel).
Tal vez desees que Dios toque tu boca para que dejes de decir palabras hirientes. Tal vez quieras que su ángel purgue tus labios de todas las mentiras que sigues diciendo. Dios ya no hace eso. Sin embargo, hay algunas cosas que puedes hacer para mantener tus palabras santas. Una de las mejores puede ser orar el Salmo 19:14 todas las mañanas. —DCE