ADonald McCaskill le robaron su auto. Pero se lo devolvieron… 15 años después. Este señor australiano salió de una sala de bingo en 1987 y descubrió que su clásico Holden había dejado el lugar. Alguien había hurtado su laureada posesión.

Ahora avancemos al año 2002. A sólo unas cuantas calles de donde había sido robado el Holden encontraron el auto: intacto. Hasta el viejo radio de botones funcionaba todavía.

«Probablemente unos jóvenes tomaron el auto para dar una vuelta. Para llevarlo adonde estaba, tendrían que haber pasado por la estación de policía» —dijo McCaskill al periódico Herald Sun.

Y a propósito, Donald está muy contento de haber recuperado su auto. Es un buen repuesto para el auto más nuevo que ahora tiene, un Hyundai de 1992 lleno de dispositivos de seguridad (lo cual se comprende).

En Gálatas 4, Pablo estaba escribiendo a una iglesia a la que le habían robado algo. No, no habían perdido un auto. Habían perdido su libertad en Cristo. También habían perdido su gozo por el verdadero mensaje del evangelio.

Este es un mal común entre todos los creyentes. Cuando venimos a Jesús, su gracia y amor nos transforman. Nos sentimos cerca de Él.

Pero con el tiempo, algunos de nuestros antiguos hábitos pueden empezar a imponerse. Puede que volvamos a tratar de usar las buenas obras y las actividades religiosas vacías para de alguna buenas obras y las actividades religiosas vacías para de alguna manera apaciguarlo o agradarlo. A medida que nuestro corazón hacia Él se enfría poco a poco, nuestros caminos piadosos y nuestra conducta legalista pueden llegar a ser muy preponderantes.

Detente ahí mismo. Te están despojando de tu libertad en Cristo. Has entrado en una prisión privada. Esto es lo que Pablo te diría: «… ¿cómo es que os volvéis otra vez a las cosas débiles, inútiles y elementales, a las cuales deseáis volver a estar esclavizados de nuevo?» (Gálatas 4:9).

Mira tu fe. Deja que se desvanezcan esos años vacíos en que tratabas de alcanzar tu propia estatura delante de Dios. Debajo de toda la basura, hay una posición pura delante de Dios que se basa en el verdadero evangelio.

Experimenta una vez más la libertad que se halla en una relación de amor conJesús. Vuelve a Él.  —TF