En un esfuerzo por ayudar a la gente que tenía problemas para mantener a su familia durante épocas económicas difíciles, la iglesia a la que asisto creó un programa llamado «Gratuito para todos».

Llevamos artículos prácticamente sin uso a la iglesia y abrimos las puertas a personas de la comunidad. Podían ir y llevarse a su casa lo que necesitaran.

Aunque la jornada fue un gran éxito en cuanto a la cantidad de cosas que la gente pudo llevarse, más lo fue por esta razón: Seis personas aceptaron a Cristo como Salvador durante el evento. En realidad, esos seis creyentes nuevos participaron del «Gratuito para todos» más grandioso de todos los tiempos: el ofrecimiento de la salvación por medio de Jesucristo.

Los elementos que se llevaron a la iglesia aquel día especial ya se habían comprado, y después se entregaron sin costo a todos los que simplemente los pedían. Asimismo, el perdón eterno para nuestros pecados ya se ha comprado: Jesús pagó el precio cuando murió en la cruz del Gólgota hace 2.000 años (Romanos 3:23-25). El Señor ahora ofrece la salvación sin costo a todos los que simplemente se arrepienten y creen que Él tiene poder para perdonar y salvar (Hechos 16:31).

Cada uno de nosotros está espiritualmente necesitado… y sólo Jesús puede suplir esa necesidad. ¿Has aceptado lo que Él ofrece sin costo alguno en el mejor «Gratuito para todos» del mundo?