Atodo el mundo le gustan las fiestas. A personas de todas partes del mundo les gusta reunirse a celebrar buenas nuevas. Celebramos graduaciones y bodas con gozo. Hasta damos una fiesta cuando nuestro equipo gana un campeonato.
El pueblo de Judá tenía buenas razones para celebrar (Nahúm 1:15). Nínive, la capital del malvado Imperio Asirio, iba a ser destruida. Nahúm dijo a Judá que reanudara la celebración de festivales.
¿No te parece gran cosa? Pues saca tu Biblia y busca Nahum. Lee los primeros capítulos. Nínive estaba a punto de destruir a Judá. Entonces llegaron las emocionantes noticias de que Dios estaba prometiendo borrar a Nínive de la faz de la tierra.
Pero, ¡un momento! ¿No fue Jonás a Nínive? Sí. ¿Y no escuchó su mensaje esa malvada ciudad, se arrepintió en humildad y escapó del juicio de Dios? Sí, eso fue años antes y con un propósito.
Dios iba a usar a los asirios para juzgar al reino del norte de Israel enviando sus crueles tropas a tomar al pueblo cautivo. Dios había enviado las crueles fuerzas de Asiria a hacer eso años antes. El próximo turno le tocaba a Judá.
Pero entonces llega Nahum, el mensajero de Dios, con buenas noticias. Esos malvados iban a ser destruidos antes de que pudieran ponerle la mano a Judá. ¡Sí! ¡Somos liberados! Isaías 52:7 dice que los pies de los que traen buenas nuevas son «hermosos».
Ese pensamiento aparece también en el Nuevo Testamento. Fíjate en Romanos 10:15. Aquí se refiere a los pies de cualquier creyente que diga a la gente esclavizada por el pecado que puede ser libre.
¿Quieres «pies hermosos»? Cuenta a otros las buenas nuevas sobre Jesús. Cuando alguien confíe en Él tendrás la mejor razón de todas para dar una fiesta. —DCE