Eric Crouch tiene un trofeo Heisman para recordarse a sí mismo que durante una temporada, él fue el mejor jugador de fútbol universitario. Menos de un año después, se retiró de la Liga Nacional de Fútbol (NFL en inglés) sin jugar ni un solo juego.

Crouch tuvo dificultades físicas al tratar de ajustarse a una nueva posición. Algunos columnistas deportivos han sugerido que Crouch tuvo dificultades emocionales al caer de mariscal de campo estrella en la universidad, a un papel menos llamativo en la NFL. Sea cual fuere la razón, debe haber sido un poco embarazoso comunicar a sus compañeros de equipo y a la prensa que se daba por vencido, admitir que se había cansado.

Eric Crouch no es la primera persona que ha querido dejarlo todo. Elías era un gran profeta de la antigua Israel. Dios le dio la capacidad de hacer milagros, e incluso desenmascaró al equipo completo de los sacerdotes de Baal (1 Reyes 18). Pero Elías no disfrutó esa victoria mucho tiempo. En el capítulo siguiente, la reina amenazó con matarlo. «Él tuvo miedo, y se levantó y se fue para salvar su vida» (19:3). Le dijo a Dios: «Basta ya», e incluso le pidió que le quitara la vida (v.4).

Todas las victorias del mundo no pueden alejar los sentimientos humanos del temor, la confusión y la incertidumbre acerca de lo que va a suceder. Pero, ¿a quién acudió Elías? No a su familia, ni tampoco al pueblo que lo acababa de ver eliminar a los sacerdotes de Baal. Elías corrió hacia Dios, el cual había demostrado ser fiel, digno de confianza y poderoso. Dios había mostrado compasión en cuanto a satisfacer las necesidades diarias de Elías (17:2-4). Y una vez más ayudó a Elías. Dios le dio descanso y comida (19:5-8), dirección para el futuro (vv.15-18), y un profeta más joven para que lo ayudara en la obra (vv.19-21).

Elías no sintió vergüenza de compartir su desesperación con Dios. No vaciló para ser honesto acerca de cómo se sentía. Tenía miedo y estaba deprimido, y se lo dijo a Dios. Independientemente de cómo te sientas, dilo a Dios. Él te ama. Déjale que te muestre cuánto.  —TC