En el libro The Scapegoat[El chivo expiatorio] de Daphne DuMaurier, dos hombres se encuentran en una estación de ferrocarril y se sorprenden de lo mucho que se parecen el uno al otro. Pasan la noche juntos, tomando y conversando. Luego, uno de ellos se despierta de un profundo sueño y descubre que el otro se ha ido, robando su identidad y dejándolo frente a una vida llena de problemas. Se ha convertido en un chivo expiatorio.
Estoy de acuerdo en que la premisa del libro es un poco improbable, aunque es buena lectura. El uso moderno de la palabra chivo expiatoriose refiere a alguien que injustamente es culpado por algo. Cuando alguien se convierte en un chivo expiatorio, por lo general es contra su voluntad. Por ejemplo, durante la Segunda Guerra Mundial, Adolfo Hitler culpó a los judíos europeos y los convirtió en chivos expiatorios de todas las dificultades económicas de Alemania.
Sin embargo, el origen de la palabra en realidad viene de la ceremonia que se celebra una vez al año el Día de la Expiación hebreo (conocido hoy como Yom Kippur). En Levítico 16 leemos cómo dos machos cabríos eran escogidos por el sumo sacerdote. Uno era seleccionado echando suertes para ser sacrificado por el pecado de los israelitas, mientras que el otro chivo se convertiría en chivo expiatorio para llevarse la culpa por los pecados.
Estos machos cabríos eran símbolos de Jesús y de lo que É hizo por nosotros. Jesús dio voluntariamente su vida una vez para siempre (Hebreos 7:27), expiando así los pecados «del mundo entero» (1 Juan 2:2). El primer cabrito, que era sacrificado como ofrenda por el pecado por el pueblo de Dios, simbolizaba el sacrificio de Jesús en la cruz. El otro cabrito, el chivo expiatorio, representaba al Jesús completamente inocente que aceptaba y quitaba el pecado y la culpa.
¿Alguna vez has deseado tener un chivo expiatorio? Ninguno de nosotros está sin pecado. «Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, nos apartamos cada cual por su camino; pero el SEÑORhizo que cayera sobre Él la iniquidad de todos nosotros» (Isaías 53:6). Jesúses nuestro chivo expiatorio. Cuando ponemos en s en Él nuestra confianza obtenemos perdón total por todo lo que hemos hecho o haremos mal. Dios nos ve como si no tuviéramos culpa, porque Jesús cargó con la culpa que nosotros merecemo —CK