En el golf, hay marcadores que indican cuando una pelota se ha ido fuera de los límites. Si esto le sucede a un jugador durante el juego, se le impone como pena un golpe adicional.
El profeta Jeremías advirtió al reino del sur, de Judá, de su persistente rechazo a los límites establecidos por Dios. Dijo que aun el mar sabe que la arena en sus orillas lo contiene dentro de los límites, «como frontera perpetua e inquebrantable» (Jeremías 5:22 NVI). No obstante, el pueblo del Señor tenía un corazón desafiante y rebelde (v. 23). No temían a Dios, que era Aquel que les daba la lluvia para sus cultivos (v. 24). Se habían enriquecido mediante el engaño (v. 27) e ignorado el ruego de los desvalidos (v. 28).
Dios ha establecido límites morales en Su Palabra para que vivamos dentro de ellos. No los puso para frustrarnos, sino para que, al no traspasarlos, disfrutemos de Su bendición. David escribió: «Conozco, oh Jehová, que tus juicios son justos» (Salmo 119:75). El Señor le dijo a Israel por medio de Moisés: «os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida» (Deuteronomio 30:19).
No sometamos a prueba los límites de Dios ni provoquemos la aplicación de Su disciplina. Tomemos decisiones sabias para vivir dentro de los límites marcados en Su Palabra.