La vidapuede tener sus momentos de torpeza. Como cuando tú y otra persona llegan a una puerta al mismo tiempo y sucede aquello de: «Pase usted.» «No, pase usted.» «No, de verdad, pase usted primero.»
O cuando te encuentras en un ascensor con la única persona en el mundo a quien no soportas. Se pone muy caliente adentro, ¿verdad?
O cuando alguien a quien conoces pierde un ser querido en la familia y tienes que conversar con esa persona. Puede ser un momento muy torpe para los dos porque en realidad no sabes qué decir.
Y bien, he aquí unos consejitos sobre cómo mostrar que te importa y que tienes un espíritu de compasión. Tienes miedo de decir algo estúpido, o de no saber cómo comunicar que te importa de veras lo que sucede. Hasta podría ser la primera vez que hayas tenido que consolar a alguien.
•No trates de ser profundo ni de pronunciar un gran discurso. Limítate a ser cálido en tus condolencias y a mencionar que te interesas y que vas a orar por eso. Podría ser suficiente decir: «No sé qué decir, pero me interesa mucho lo que te sucede» (2 Corintios 1:3-4).
•Haz ofertas sinceras y prácticas. ¿Te puedo traer algo de comer? ¿Necesitas que te haga algún trabajo? ¿Necesitas que te lleve a algúnsitio? Incluso si la persona dice que no, la oferta se agradece.
•Ten la sensibilidad de que tu visita sea corta.
•Ten cuidado de no hacer comparaciones. He escuchado a personas tratando de consolar a un amigo afligido mencionando que una vez tenían un animal que murió. La consolación por comparación, sobre todo al principio, no es bálsamo para la herida.
•Evita los clichés. Las frases como «él se encuentra en un lugar mejor» o «sólo necesitas tiempo» suenan huecas y sin sentido ante una verdadera aflicción.
•No dejes de preocuparte por la persona. Después que pasen unos meses, no olvides que el dolor sigue presente (Filipenses 4:10).
Consolar en medio de la desesperación no tiene por qué ser torpe. Con amor y ternura puedes ayudar si tienes un espíritu de compasión. —JDB