El abucheo comenzó cuando Kobe Bryant, una de las superestrellas de la Asociación Nacional de Baloncesto de los Estados Unidos, fue presentado por el altavoz. Continuó después que él hiciera una serie de jugadas impresionantes, y llegó al punto máximo cuando le entregaron el trofeo al jugador más valioso del juego de estrellas 2002.
En su ciudad natal de Filadelfia, muchos fanáticos no le demostraron amor ninguno. A pesar del abucheo de algunos fanáticos, hubo otros que vitorearon a la superestrella. La experiencia de Kobe me recordó las diferentes respuestas que Jesús recibió cuando entró en el mundo.
En Mateo 2:1-12 verás al menos tres reacciones a su presencia. Algunas personas respondieron con temor. Herodes se había hecho rey con engaño y asesinato, y en realidad estaba sentado en un trono robado. Tenía miedo de que el Rey legítimo ocupara su lugar. Por tanto, Herodes tenía que fingir adoración a Aquel que nació Rey para ocultar su oscuro corazón (Mateo 2:7-8).
La segunda respuesta fue indiferencia. Los principales sacerdo tes y escribas tenían un conocimiento formal de las Escrituras, pero hacían poco uso de su conocimiento. Por tanto, no adoraron a Jesús (Mateo 12).
La tercera respuesta fue gozo. Los magos tenían un conocimiento limitado, y sin embargo, estaban ansiosos de adorar al Rey. Sus ansias se revelaron en la distancia que estuvieron dispuestos a viajar para encontrarlo, su gozo espontáneo y su inclinación ante el Rey, así como su disposición a dar sus mejores regalos para honrarlo (Mateo 2:11).
Cada día debemos abandonar nuestros propios planes y entrar en auténtica adoración al Rey de gloria. ¿Quién va a querer reem plazar el conocimiento íntimo del Rey con un conocimiento acerca del Rey? Responde al Rey con el vitoreo de una adoración, gozo y humildad genuinos, en vez del abucheo del temor, la hostilidad y la indiferencia. Sólo el Rey Jesús es digno de nuestra alabanza. —MW