Agunos de tus amigos podrían creer sinceramente que «Dios es la naturaleza y la naturaleza es Dios». Ven poca necesidad de la Biblia o la salvación en Cristo. Sin embargo, en tu determinación a no adorar la naturaleza podrías no ver lo que el Señor quiere que aprendas sobre Él por medio de su creación.
El Dr. George Washington Carver (1864-1943), un notable científico afroamericano, era un firme creyente en Jesús y estudio so de la Biblia. Casi todos los días daba un paseo temprano en la mañana. El historiador Gary Kremer dice de él: «He aquí un hombre que podía salir en la mañana y encontrar a Dios en todo lo que hallaba. Ya fuera una flor, un pedazo de grama, un ave, un árbol, él encontraba a Dios en todo. Y puesto que buscaba a Dios en todo, lo encontraba, y cuando lo encontraba escuchaba la palabra que Dios le enviaba ese día.» Carver no adoraba la creación, sino que reconocía la mano creativa de Dios en ella.
En la lectura para el 10 de febrero de En pos de lo supremo,Oswald Chambers escribe: «Como hijos de Dios, tenemos un inmenso tesoro en la naturaleza…. Veremos a Dios manifestándose a nosotros en cada viento que sopla, en cada amanecer y ocaso, en cada nube en el cielo, en cada flor que brota y en cada hoja que se marchita. Basta con nuestro nebuloso pensamiento para contem plarlo.»
Los ejemplos de estos dinámicos seguidores de Cristo nos señalan la asombrosa creación de Dios. El Salmo 148 exhorta a elementos de la naturaleza, desde las estrellas a las criaturas marinas,a alabar a Dios su Creador. «Alaben ellos el nombre del SEÑOR, porque sólo su nombre es exaltado; su gloria es sobre tierra y cielos» (v.13).
En lugar de pasar rápidamente por al lado de las flores, las nubes y las criaturas hechas por Dios, haríamos bien en aflojar el paso, mirar y escuchar su voz de alabanza. Es un cántico que podemos cantar con ellos para alabar al Señor, el Dios todopoderoso de toda la creación. —DCM