Cuando yo asistía a una universidad cristiana en la Edad del Paleolítico, una de las máximas clave que nos metían en nuestras desgreñadas cabezas era esta: toda verdad es la verdad de Dios. En otras palabras, todo lo que sea verdad y confiable viene de Dios. Dios es verdad, y por tanto, la esencia de lo que es real, conocible y verdadero se deriva de Él solamente.
Por ejemplo, el hecho de que el matrimonio sea la base de la sociedad es verdad porque Dios lo originó en Génesis entre un hombre y una mujer. Posteriormente, Jesús lo honró con su presencia en una boda. Evidentemente Dios presenta el matrimonio como un bloque de construcción básico para una sociedad justa. Por eso, el matrimonio es algo que inalterable e indisputablemente viene de Dios. El matrimonio es bueno porque Dios dice que lo es.

O esto: mentir es malo. Dios incluyó esta enseñanza en la codificación de sus reglas en Éxodo 20. Y una y otra vez los autores de las Escrituras nos dicen que mentir es malo. Dios dice que mentir es malo, así que no hay duda de que lo es. Algunas personas creen que esta manera de pensar ya no funciona. Los postmodernistas se niegan a considerar que algo sea verdad sólo porque Dios lo diga. Quieren que la verdad sea cualquier cosa que una persona considere que es verdad. Si dices una mentira y eso hace que obtengas una promoción, y nadie se entera, entonces está bien. Dio resultado. Si logras que tu contable haga trampa en la auditoría y las autoridades no se enteran, has ganado algo de dinero extra. Si quieres reer que una piedra que hay en tu patio es dios, ¡adelante!

Ésta es una receta para el caos y la destrucción. Si no existe una base inalterable para la verdad, y si tu verdad no es mejor que mi verdad, entonces cada persona puede crear su propia verdad. No se necesita un grado en filosofía para reconocer que este mundo, en el que todos crean su propia verdad, es un lugar peligroso. No hay fronteras definidas, ni restricciones morales, ni base para una sociedad organizada. Y lo más peligroso de todo: no hay necesidad de Dios.

Busca la verdad. Es otra forma de ver que Dios está presente y que está obrando en el mundo.—JDB