El Gran Telescopio Canarias, uno de los más poderosos del mundo, está en la cima de un volcán extinguido, en La Palma, Islas Canarias. Inaugurado por el Rey Juan Carlos de España, en julio de 2009, brinda a los astrónomos una visión inusualmente clara de los cielos. Ubicado a casi 2.400 metros de altura, está por encima de la cobertura nubosa, donde los vientos predominantes son secos y sin turbulencias. Allí, cerca del paralelo del Ecuador, los científicos pueden estudiar todos los cuerpos celestes del hemisferio norte y parte de los del sur.
Jesús escogió la ladera de un monte para enseñar a Sus seguidores sobre las características de una vida consagrada a Dios. Les dijo que la actitud —no la altitud— era la clave para tener una visión clara del Padre.
En medio del pasaje conocido como las Bienaventuranzas, Jesús dijo: «Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios» (Mateo 5:8). Esto no es solo para algunos que tratan de lograrlo, sino para todos los que, humildemente, lo reciben. Para tener un corazón limpio a los ojos de Dios, debemos aceptar el perdón del Padre, que ofrece por medio de Cristo, Su Hijo. «Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad» (1 Juan 1:9).
La cima de una montaña es un gran sitio para contemplar las estrellas, pero, para ver claramente a Dios, se requiere un corazón transformado.