Todos los semestres tienen un período de cuatro semanas en el que no hay recesos ni vacaciones; sólo cinco días a la semana de clases. Créeme que tus instructores también pasan por lo mismo. Para mí, es hora de bajar la cabeza y trabajar arduamente. Es como correr alrededor de una pista. Llega un momento en que no haces más que mirar fijamente la raya del carril y seguir corriendo.
La nación de Israel pasó por un perído similar después de regresar de la cautividad en Babilonia. Si querían un lugar para adorarenían que reconstruir su templo. Aquel trabajo parecía muy… duro.
La gente descubrió que era mucho más fácil reconstruir sus propias casas, pero a Dios no le gustó eso y dijo: «Por causa de mi casa que está desolada, mientras cada uno de vosotros corre a su casa» (Hageo 1:9). La gente se dio cuenta de que la penosa tarea se estaba volviendo más pesada, y que estaban descuidando la obra del templo. Se necesitó una motivación sobrenatural de parte del Espíritu Santo para que los ancianos se movieran; el pueblo los siguió.
¿Te están agobiando los tiempos penosos? ¿Cuáles son las alternativas? ¿Encontrar una maleta llena de dinero? Lo siento; estás éticamente obligado a entregarla a la policía. ¿Convertirte en una celebridad multimillonaria? Eso requiere un talento de superestrella. ¿El estrellato en el Rock o en el cine? Francamente, esa no es la realidad. ¿La lotería? Ni se te ocurra.
La solución se halla en tu relación con Dios. Hageo 1:14 dice que Dios «despertó el espíritu» de los líderes de Israel para que se pusieran a trabajar. Él puede hacer lo mismo por ti.
La vida no es fácil. A veces tampoco es difícil; simplemente es un tiempo penoso aburrido. Pero mientras luchas en medio de esas épocas y trabajas arduamente experimentas una satisfacción que sólo Dios puede dar. Viene de poner en práctica todas esas palabras anticuadas, dignas e importantes como diligencia, responsabilidad y disciplina.
Cuando enfrentes hoy los tiempos penosos, no te limites a bajar la cabeza y trabajar. Busca a Dios para que te inspire. El tiempo penoso no va a desaparecer, pero tampoco te va a moler. —JC