Las negras nubes se agitaban en dirección a nosotros. Los relámpagos cortaban la oscuridad y los bramidos de los truenos hacían eco en los peñascos que nos quedaban a la izquierda y a la derecha.
Mi cuñado y yo sabíamos que teníamos la gasolina suficiente para llevar nuestro bote por el río Montreal y recorrer los 40 y pico de kilómetros de desierto para llegar al punto adonde entramos enpuerto 6 días antes. El viaje de pesca había terminado, y nosotros yahabíamos recorrido unos 12 ó 15 kilómetros desde nuestra primitiva cabaña cuando empezó: la tormenta que avanzaba y que estaba a punto de estremecer nuestro mundo.
Sabíamos que no teníamos suficiente combustible para regresar a la cabaña y tratar de llegar al muelle otro día, así que hicimos lo que podíamos: oramos.
Hacia adelante y a la izquierda notamos una pequeña bahía —como una laguna— que salía del río principal. Metimos el bote enla laguna, la cual estaba protegida por árboles altos y grandes pedro-nes. La lluvia caía persistentemente sobre nosotros cuando echamos el ancla y luego cerramos el doble toldo del bote sobre nosotros.
Durante hora y media aguantamos la tormenta mientras las olas y el viento empujaban, pero no pudieron soltar nuestra pequeña embarcación. Estábamos protegidos por un refugio que Dios nos reveló.
¿Ves tormentas en el horizonte? ¿Hay nubes negras que te abaten? Busca a Dios, el único Refugio verdadero.
David el salmista entendía las grandes tormentas de la vida. Él soportó bastantes «tormentas» que amenazaban con lanzar su esperanza en aguas agitadas y enterrarlo debajo de las olas (Salmo55:8). Pero a la larga enfrentó sus problemas, incluyendo un reyairado llamado Saúl, así como los amargos efectos de su propio pecado. Dios proporcionó ayuda y sanidad en su vida. Dios llegó aser su refugio.
Imita el ejemplo de David. No trates de aguantar las tormentas sin ayuda. Busca refugio en el poder y la paz de Dios. El Salmo55:22 te dice cómo: «Echa sobre Jehová tu carga y él te sostendrá; no dejará para siempre caído al justo.»
Ora a Dios hoy y deja tus tormentas en sus manos capaces yconsoladoras. —TF