La esperanza es lo que nos mantiene vivos a ti y a mí. La gente que pierde algún tipo de esperanza por lo general se convierte en enemigo de la sociedad o en una carga para ella.
Estoy seguro de que has notado esto entre las personas de tu centro de estudios o de tu trabajo. La gente que no tiene ni sombra de esperanza hace daño o se retira. Se vuelve suicida, ya sea por su conducta temeraria en busca de una emoción temporal, o por actos abiertos de
desesperación.
Las religiones del mundo tratan de satisfacer esa sed de esperanza. Ofrecen algo que intenta darle sentido al aparente caos de la vida. Trágicamente, muchas personas se aferran a una esperanza falsa.
El apóstol Pablo enseñó que nuestra única esperanza real se centra en conocer a Dios tal como se ha revelado a través de su Hijo Jesucristo. En su carta a los efesios, Pablo dijo que antes de que ellos pusieran su confianza en Cristo, estaban «sin esperanza y sin Dios en el mundo»
(2:12).
Sin embargo, los que conocemos a Cristo tenemos todas las razones del mundo para tener esperanza. Hemos recibido vida espiritual y hemos sido liberados de las garras de la muerte de Satanás (vv.1-7). Tenemos al Espíritu Santo morando en nosotros, el cual nos capacita
para vivir para Dios (1:19). Tenemos la seguridad de que nada nos puede separar del amor de Dios (Romanos 8:35-39). Tenemos un padre que escucha y contesta nuestras oraciones (Mateo 7:9-11). Nuestro servicio para Cristo y los sacrificios que hacemos para Él serán ricamente recompensados (Colosenses 3:24).
Es fácil preocuparse con los problemas que confrontamos cada día. Algunos de nuestros problemas parecen insuperables. Esa es una razón más para que nos detengamos y repasemos las razones que tenemos para tener esperanza. Por muy desesperanzada que pueda parecer la vida en un momento determinado, tenemos razones para tener esperanza en la tierra porque tenemos un Padre en los cielos que nos ama.
Podemos estar seguros de ello. —KD
R E F L E X I Ó N
■ ¿Tengo esperanza hoy? ¿Por qué sí o por qué no?
■ ¿Cuándo me siento menos esperanzado? ¿Cuándo me siento más?
■ ¿Qué verdades en Efesios 2 me dan la clase de esperanza a la que necesito aferrarme hoy?