Hace varios años, iba conduciendo por la autopista cuando mi coche dejó de andar. Estacioné al costado del camino, salí del auto y abrí el capó. Mientras miraba el motor, pensé: ¿De qué vale todo esto?… No entiendo nada de automóviles. ¡Ni siquiera sé por dónde empezar!
A veces, es probable que nos sintamos así en cuanto a cómo orar: ¿Por dónde empiezo? Esto es lo que querían saber los discípulos cuando le dijeron a Jesús: «Enséñanos a orar» (Lucas 11:1). El mejor lugar para buscar instrucciones es en el ejemplo y en la enseñanza del Señor. Dos preguntas que quizá te hagas son las siguientes:
¿Dónde debo orar? Jesús oró en el templo, en el desierto (Lucas 4), en lugares tranquilos (Mateo 14:22-23), en el huerto de Getsemaní (Lucas 22) y en la cruz (Lucas 23:34,36). Oró a solas y con otros. Observa Su vida, sigue Su ejemplo y ora dondequiera que estés.
¿De qué manera debo orar? En el Padre Nuestro, Jesús nos enseñó que debemos santificar el nombre de Dios y pedir que Su voluntad se haga en la tierra así como se cumple en el cielo. Pídele que provea diariamente para tus necesidades, que perdone tus pecados y que te libre de la tentación y del mal (Lucas 11:2-4).
Así que, si estás buscando un buen lugar donde empezar, sigue el ejemplo del «Padre Nuestro».