Ella era bonita, un poquito tímida, y estaba más que abrumada por su nueva vida en una gran universidad estatal. De modo que cuando Emma conoció a Erich, se sintió halagada por su repentina y persistente atención. Con su acento europeo, su buena apariencia delgada y su
sofisticación informal, Emma no podía creer que él estuviera interesado en ella.
No estaba segura acerca de la vida espiritual de él, por lo que lo invitó a la iglesia. Él, no sólo aceptó, sino que posteriormente sugirió que leyeran la Biblia juntos. Parecía demasiado bueno para ser verdad. Y lo era.
Había algo en Erich que no cuadraba. Cuando se hizo evidente lo que estaba buscando, Emma hizo lo correcto, aunque renuentemente. Salió de la situación. Después de un tiempo expresó pesar por la dolorosa lección que aprendió lentamente: «Da miedo ver lo lejos que uno puede llegar cuando confía en la persona equivocada» —dijo seriamente.
Jesús desafió una vez a sus discípulos a ser «prudentes como serpientes y sencillos como palomas» (Mateo 10:16). Su advertencia no era para proteger a los Doce de los depredadores sexuales como Erich, pero el principio sigue siendo cierto en cualquier situación. Como cristianos, hemos de ser prudentemente inocentes cuando interactuamos en el mundo.
Raras veces somos más susceptibles a un engañador que cuando esa persona es encantadora y parece estar interesada en nosotros. Esa clase de engaño es muy típica del modo de operar del engañador maestro. Mira cómo actuó en el huerto del Edén.
La serpiente prometió a Eva algo irresistiblemente maravilloso cuando le dijo: «Serán abiertos vuestros ojos y seréis como Dios» (Génesis 3:5). Pero no estaba preocupada en lo más mínimo por el bienestar de Eva. Más bien estaba decidida a arruinarla y a destruir la creación de Dios.
Si alguien persiste en querer que transijas en tus convicciones, puedes estar seguro de que esa persona no es tu amiga. Haz lo correcto. Sal de la relación… ¡rápido!
Unas palabras finales a los muchachos: una de las cosas más halagadoras que una mujer te puede decir es: «Eres diferente. Puedo confiar en ti.» Una vez te hayas ganado esa clase de confianza, nunca la traiciones. —TG
R E F L E X I Ó N
■ ¿En qué tipo de cosas confío en la gente? ¿Me hará esa confianza transigir en lo que sé es correcto?
■ ¿He traicionado la confianza de alguien recientemente? ¿Qué querría Dios que hiciera ahora al respecto?