Hay una escena en la película First Knight [Primer caballero] (un buen celuloide que es una expansión de The Knights of the Round Table [Los caballeros de la mesa redonda]) que señala un problema que existe en las filosofías personales por las que mucha gente vive.
La reflexión viene durante un extraordinario intercambio entre Lancelot y el rey Arturo. El rey ha ofrecido generosamente a Lancelot la oportunidad de quedarse en Camelot, donde sus ciudadanos se sirven con nobleza unos a otros en lugar de servir al yo. Pero esa vida atrae muy poco al atolondrado y despreocupado caballero, por lo que opta por irse a la calle. El rey Arturo le pregunta adónde irá. Lancelot se encoge de hombros tranquilamente y dice: «Adondequiera que me lleve la casualidad.»
Arturo se queda intrigado. «¿O sea que crees que lo que haces es asunto de la casualidad?» —pregunta. «Sí» —admite Lancelot.
El rey gesticula hacia abajo señalando a un pasaje y dice: «Al final de ese pasillo hay dos puertas, una a la izquierda y otra a la derecha. ¿Cómo vas a decidir por qué puerta salir?»
El indiferente caballero se encoge de hombros otra vez y dice: «Izquierda o derecha, qué importa. Todo es cuestión de casualidad.»
«Entonces espero que la casualidad te lleve hacia la izquierda —responde Arturo— porque es la única salida.»
El argumento del rey Arturo es claro. Lancelot sólo tenía una opción correcta para llegar al destino que deseaba.
Es difícil decir qué es más increíble: lo que la gente deja a la casualidad o lo que no deja. Planifican cuidadosamente a dónde ir, cómo llegar, a quién van a ver. Hasta programan la videograbadora para no perderse su programa favorito. Pero dejan su destino final suspendido en la incertidumbre, y apenas piensan en ello.
Sin la verdad no puede haber conocimiento. Es por eso que Dios nos ha dado su Palabra. Pero el conocimiento acerca de Dios no es suficiente. Necesitamos una relación con Dios. Y todo comienza conociendo a Jesús: el camino, la verdad y la vida.
La casualidad nunca te llevará a Dios. Pero puedes optar por buscarlo en las páginas de su Palabra. Tu destino es demasiado importante como para que lo ignores. —TG
R E F L E X I Ó N
■ ¿Cómo describirías tu relación con Dios? ❑ No lo conozco. ❑ Estoy confundido respecto a Dios. ❑ A través del sacrificio de Jesucristo en la cruz tengo una vibrante relación con Dios.
■ Si no conoces a Dios, ¡puedes conocerlo! Lee Romanos 3:21-28 y 10:5-13.