¿Cuál es la primera imagen que ves al encender tu computadora? Tal vez sea un retrato de la familia, una fotografía especial de las vacaciones o, quizá, tu deportista profesional favorito.
¿Y si fuera la obra de un artista que represente a Jesús? Una vez, un hombre me escribió sobre su larga batalla contra la pornografía, un ciclo desalentador con épocas de éxito seguidas de nuevas incursiones aplastantes en un mundo informático de lujuria vacía. Al final, descubrió que colocar un recordatorio visible de Jesús en un extremo de la pantalla de su ordenador lo ayudó a conseguir una victoria permanente. Ese recordatorio constante de Aquel que lo había liberado hizo que los ofensivos sitios de la web perdieran atractivo. El hombre no estaba valiéndose de un amuleto para la buena suerte mediante un programa de computación, sino que utilizaba un simple recordatorio de la enseñanza de Colosenses 3, donde Pablo dijo: «Haced morir, […] fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia…» (v. 5).
Cuando miramos a Jesús, Él se convierte en un poderoso recordatorio de que nuestra antigua vida ha muerto y que ahora «está escondida con Cristo en Dios» (v. 3). Ya sea que se trate de un versículo pegado en el tablero de mando de tu automóvil o de una foto en tu computadora, escoge un método tangible de elevar tus pensamientos a la presencia del Señor.