Un día, mientras iba detrás de una joven familia hasta un faro, las altas olas del lago Michigan golpeaban contra el muelle. Alcancé a escuchar lo que la niña le dijo al padre: «Papá, por favor, camina a mi lado y tómame de la mano mientras vamos por esta parte que me da miedo».
A veces, a nosotros la vida también puede atemorizarnos: la pérdida de seres queridos, las dificultades financieras, los problemas de salud. Al acarrear estas pesadas cargas y preocupaciones, anhelamos que una mano fuerte tome la nuestra, y nos sostenga firmes y seguros.
Cuando Josué asumió el liderazgo de Israel, Moisés le recordó que Dios lo ayudaría en los momentos difíciles. Si surgían complicaciones, Josué debía acordarse de confiar en Dios y en Sus promesas. Moisés dijo: «Y Jehová va delante de ti; él estará contigo, no te dejará, ni te desamparará; no temas ni te intimides» (Deuteronomio 31:8).
Isaías 41:13 nos anima con estas palabras dichas por Dios: «Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo». Cuando la vida se vuelve escabrosa, el Señor está con nosotros y podemos tomarnos de Su mano poderosa.
Una canción de Lowell Alexander nos recuerda que en medio de las altas montañas, los grandes desiertos y los valles profundos, debemos recordar que Jesús estará siempre a nuestro lado. Él nos tomará de la mano en esos lugares que nos dan miedo.