A Maggie no le gusta mucho la televisión. Prefiere mirar hacia fuera por la ventana en vez de tener la vista fija en una pequeña pantalla. La lectura tampoco la entusiasma mucho. Se la ha conocido por «masticar» libros, pero sólo en el estricto sentido literal. No obstante, cuando Jay o yo leemos o miramos televisión, ella participa. Aunque no disfruta lo que hacemos, le encanta estar con nosotros. Maggie es nuestra profundamente devota perra. Más que cualquier otra cosa (bueno, lo único que hace), ella quiere estar con nosotros.
La palabra emperrarse significa empeñarse o persistir. Estos términos describen a Maggie, pero también deberían representarnos a nosotros. Cuando somos devotos a Dios, queremos estar con Él aun cuando hace cosas que para nosotros no tienen sentido. Quizá preguntemos «¿Señor, por qué?» cuando Él parece enojado (Salmo 88:14), cuando aparenta estar dormido (44:23) o cuando los impíos prosperan (Jeremías 12:1). Sin embargo, cuando permanecemos devotos a Dios a pesar de nuestros interrogantes, hallamos plenitud de gozo en Su presencia (Salmo 16:11).
Jesús sabía que tendríamos preguntas. Por esta razón, para prepararnos para enfrentarlas, nos instó a permanecer en Su amor (Juan 15:10-11). Aun cuando los caminos de Dios sean inexplicables, Su amor es digno de confianza. Por lo tanto, permanezcamos «emperrados» en nuestra devoción a Él.