¿Te acuerdas de lo que hacías en kindergarten? ¿Hay algún incidente que sobresalga en tu baúl de los recuerdos cuando piensas en una fecha tan lejana? Para la mayoría de las personas de tu edad, la vida a los 6 años es algo borroso, una fotografía distante con poca definición.
Sin embargo, hay excepciones. Digamos que durante tu año de kindergarten, tus padres te llevaron a Disney World y tomaron videos del acontecimiento. Desde entonces, todos los años la familia se reúne para mirar el video de tu viaje. Ese recuerdo no estaría lejos y distante, sino fresco y fácil de recordar.
Los acontecimientos de nuestro pasado se pueden desvanecer fácilmente y convertirse en algo insignificante si no los refrescamos. También sucede eso con las cosas espirituales. Por ejemplo, estoy seguro de que tienes amigos que una vez andaban cerca del Señor. Tal vez ibas a la iglesia con ellos, cantaban las mismas canciones, memorizaban los mismos versículos, e incluso iban juntos
al mismo campamento de verano.
Entonces las cosas empezaron a cambiar. Ellos dejaron de abrir sus Biblias, empezaron a evitar ir a la iglesia, y ya no veían la importancia del lado espiritual de la vida. Para ellos, Dios empezó a desvanecerse. Puesto que ya nunca hablaban con Él, su interés en Dios se debilitó. El recuerdo de la gracia de Dios se volvió tenue.
Ese tipo de olvido fue el que caracterizó a los hijos de Israel. Dios obró, el pueblo fue rescatado, y entonces, se olvidaron de Él (Isaías 51:12,13).
No permitas que eso te suceda a ti. No dejes que el poder de Dios se desvanezca.
Cada día, revisa la obra de Dios en tu vida. Habla con Él, escúchalo, habla de Él con otros. No permitas que se desvanezca el recuerdo familiar del poder, la gracia y el perdón de Dios. —DB
R E F L E X I Ó N
■ ¿Qué hace que mi amor a Dios disminuya en lugar de crecer? Si eso ha
sucedido, ¿quién se alejó: Dios o yo?
■ ¿Conozco a alguien que haya permitido que su amor a Dios se desvanezca?
¿Puedo ayudarlo?