Sales al estacionamiento de tu centro de estudios o trabajo y la ves… una abolladura. Y se ve más porque acabas de pintar el auto. Alguien te chocó y salió huyendo sin dejar nota. Tú piensas: ¿Qué he hecho para merecer esto?
La pregunta es cliché, lo sabemos. Pero en algunos cristianos refleja un temor mucho más profundo de que hasta la más mínima tragedia en la vida muestra el
desagrado de Dios. Cuando las cosas malas suceden, creemos que es porque Dios está tratando de captar nuestra atención.
Ese es un ciclo potencialmente peligroso y te puede confundir en tu fe. Dios obra todas las cosas para bien (Romanos 8:28), pero usar nuestra limitada sabiduría para discernir sus motivaciones nos puede meter en problemas.
Los hermanos de José tenían el problema contrario. Ellos definitivamente se pasaron de la raya, moralmente hablando, cuando vendieron a su hermano menor como esclavo (o sea, que eso ni lo intentes).
Pero les tomó unos 20 años considerar finalmente su error. Las circunstancias se volvieron contra ellos durante sus viajes a Egipto. Sólo entonces, aguijados por el arrepentido Rubén, empezaron a decir: «Humm, tal vez esa no haya sido una buena idea» (véase Génesis 42:21,22).
Nosotros, en cambio, a veces nos movemos muy rápido en dirección a la introspección, vemos todo contratiempo como señal de la ira de Dios, y nos preguntamos qué fue lo que hicimos mal.
Dios sí permite que la tragedia entre en nuestras vidas, y a veces, trata
definitivamente de castigarnos. Pero otras veces permite esos tiempos difíciles para fortalecer nuestra fe o para dejarnos ver cómo se ha fortalecido nuestra fe. Una introspección exagerada puede acabar con la fe que necesitamos para que nos ayude en los tiempos difíciles.
Entonces, ¿por qué está abollado el guardalodos de tu auto? Probablemente porque alguien lo chocó. No especules más de ahí y vive en obediencia a Dios. —JC
R E F L E X I Ó N
■ ¿Qué cosas me hacen pensar que Dios está tratando de captar mi atención?
■ ¿Cómo puedo ser menos introspectivo y más coherente en mi vida cristiana?
■ Señor, a veces, cuando las cosas salen mal, me pongo a pensar demasiado.
Ayúdame a vivir en obediencia, independientemente de mis circunstancias.